Cine Ideal

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El cine “IDEAL”, conocido popularmente como cine “MELÓ”, se encontraba en el número 10 de la calle Leonor Jovani, aunque anteriormente se situaba en la calle Greses. Era un cine de pueblo, clásico de la época de mediados del s.XX, de los llamados de reestreno, es decir, que proyectaba películas ya estrenadas en otros cines de más categoría. Tenía sesiones de dos y, a veces, de hasta tres películas y funcionaba todos los días.

Constaba de planta baja y una altura. En la parte de abajo, al ser las entradas más caras, estaba lleno de butacas donde se aposentaban los de economía más pudiente, y el anfiteatro, la parte de arriba vulgarmente llamada “gallinero”, era territorio de la chiquillería y de las parejas que aprovechaban la oscuridad para darse algún beso que otro. Desde arriba se tiraban en ocasiones cáscaras y restos de comida abajo, lo que originaba discusiones. Cuando se hacían cortes de película, la gente protestaba y chillaba. Valdría 4 ó 5 pesetas entrar, en los años 1950-60. Había unas taquillas en la entrada para comprar el tiquet.

Se le conocía popularmente como cine “MELÓ” porque la gente acudía en las sesiones de noche con el bocadillo y la fruta (muchas veces melón) y cenaba mientras veía la película. Algunos cuentan que desde el gallinero se tiraban las cáscaras tanto del melón, como de otras frutas y deshechos. Por tanto, en aquel cine se comía y se bebía, pero no había nada a la venta en su interior. La gente compraba antes de entrar, en el quiosco de madera que estaba en las vías del Trenet, los chicles, caramelos, pipas, regaliz, etc, para consumir mientras duraba la película.

A principios de 1970 dejó de existir y el local se transformó en la discoteca “Mavis”. Era una época en la que proliferaron este tipo de salas de baile. De hecho todos los barrios y pueblos llegaron a contar, al menos, con una discoteca.

El “Mavis” no era una discoteca especializada en actuaciones en directo, pero aún así hubo algunas ocasionales. Los vecinos recuerdan actuaciones de Camilo Sesto, Al Bano, Bruno Lomas, etc.

La moda de las discotecas de la misma manera que apareció, desapareció. Así, con la legalización del juego llegó la moda de los bingos, y el MAVIS , fue transformado en sala de bingo a principios de los 80. Dicha actividad duró escasos años y, a finales de los 80, se transformó en sala de fiesta.

Siendo sala de fiesta surgió una polémica al permitir los dueños del local la actuación de un grupo de música nazi. El rotundo rechazo del barrio hizo recapacitar a los dueños y anularon el permiso para el concierto. Recuerdan que a principios de la década de los noventa del siglo pasado, dejó de existir como tal.