Se encontraba en la plaza de la iglesia, al lado de una vaquería, en la calle que actualmente se llama Benicolet. La casa pertenecía a la familia Bellver Laguarda. Su nieto Luis nos cuenta que cuando su abuela Elvira Laguarda se casó, se puso a vivir allí durante tres años, cuando aún no era carbonería. Más tarde la alquiló a Vicente Mondragón, quien puso la carbonería sobre 1940. Treinta años más tarde 70 la quitaron.

La parte baja consistía en una sala donde se vendían diferentes clases de carbón, también leña y agua, todo ello distribuido en pequeños departamentos. Al fondo de la misma se situaba el corral, con una pequeña cuadra para el caballo. La vivienda estaba arriba. La puerta de entrada a la carbonería era grande, de madera plegable. El carbón se vendía en sarias, un capazo grande que se utilizaba entonces para transportarlo debido a su poco peso y que también se usaba para transportar alcachofas y otras cosas.