Alquería del Saco
Fecha: principio del siglo XX
Dirección: estaba situada en el descampado que hay entre las calles San Columbano, Poeta Ricart Sanmartí, Masquefa y Avenida de Valladolid
Arquitectos:
La alquería del Saco, ya desaparecida, fue otro de los lugares emblemáticos de Benimaclet. Para poder reconstruir su historia hemos podido hablar con María Belenguer Suay, la última moradora de la misma.
Esta alquería estaba situada en el descampado que hay entre las calles San Columbano, Poeta Ricart Sanmartí, Masquefa y Avenida de Valladolid. Actualmente, este terreno es utilizado por los vecinos como aparcamiento, debido al gran parque de vehículos existente en Benimaclet.
María nos cuenta que esta alquería y su huerta, pertenecía a los Condes de Trenor, una aristocrática familia de militares y comerciantes que vivían en la calle de la Paz y tenían grandes extensiones de tierra. Los abuelos del marido de María, Isidro Senent y María Penya, eran arrendatarios de la alquería y su huerta, que llegaba hasta la actual calle Emilio Baró. En el año 1933 pudieron comprarla a los condes y pasó a ser de su propiedad. Era una amplia casa de campo, arriba tenía varias habitaciones y abajo tenía la cocina y el salón. Allí vivieron con sus ocho hijos, dedicando sus campos a la agricultura. Debido a la necesidad de abono para la tierra tenían animales, sobretodo cerdos, de los que obtenían el abono y de los que también podían alimentarse.
Como era normal en la época, los labradores que trabajaban la tierra eran jornaleros que dormían y comían en las alquerías, en la época de siembra o recogida. Cuando venía la campaña de la patata hervían en grandes calderas todas las de menor tamaño, que no se vendían, y las tapaban con sacos. Cuentan que, cuando el hambre apretaba, los trabajadores decían: – Amo, ¿saco una? – refiriéndose a las patatas que había hervidas. Y cuando la gente pasaba, les escuchaban decir siempre esta frase y añadían: – Esos siempre están con el saco y venga con el saco – Así, María recuerda que la familia decía, que este “saco” del verbo sacar, fue el que originó el nombre de la Alquería del Saco.
María nació y vivió, como ella dice, en “la última casa de Benimaclet”, en el camino del Cabanyal número 3. Este camino ha desaparecido, pero parte de su recorrido pasaba por lo que actualmente es la calle Ramon Llull. Cuando se casó con su marido, Jose Senent Penya, en 1956, se fue a vivir con él y su familia a la Alquería del Saco.
Esta alquería fue un lugar emblemático e importante de Benimaclet porque, en múltiples ocasiones y por diferentes motivos, fue un lugar de encuentro entre los labradores y vecinos de Benimaclet. Se trataba de una familia bastante querida ya que, en general, no tenían problemas con nadie: –“la gent venia a celebrar la pasqua, els xiquets venien a jugar, els joves és disfressaven… El retor, párroco de Vera, venia molt per ací, i se sentava i venía a confessar en la mateixa regaora”-.
María recuerda a su suegro cuando contaba que tuvieron en la alquería una tienda donde acudían a almorzar los labradores de la zona. También se vendía vino y otros productos de primera necesidad.
Después de la guerra, la iglesia presentaba múltiples desperfectos por lo que no se podía celebrar misa en la misma. Fue entonces, durante el tiempo que duró la rehabilitación de la misma, cuando comenzó a celebrarse misa en la Alquería del Saco. Así mismo, se oficiaron comuniones y bautizos de los vecinos de Benimaclet.
Esta alquería, más tarde, fue utilizada como almacén de venta al mayor. Se compraban patatas y se preparaban en bolsas para vender a los entonces llamados “superets”, pequeños supermercados. También llegaron a realizar exportación, debido a la demanda de “cestitas de mimbre con patatas”.
Debido a la cercanía del trenet, así como de la línea del tren de Aragón, había múltiples ferroviarios viviendo en Benimaclet. Éstos celebraban la fiesta de los ferroviarios el tercer domingo del mes de mayo. Isidro, el hermano mayor del marido de María, trabajaba en Renfe como forjador y era clavario de estas fiestas. Era costumbre que uno de los clavarios se quedara a la virgen en su casa. Así pues, la pequeña Virgen de los Desamparados perteneciente a la Renfe, estuvo unas fiestas en la alquería del Saco, con todo el gentío y los festejos que ello implicaba.
Sobre el año 1987, un señor que estaba haciendo un reportaje sobre la huerta de Valencia pasó por allí y les dijo que era una lástima que fueran a tirar la alquería bajo. Así se enteró María de lo que iba a ser el futuro de su hogar. Ella no sabía nada, y el señor le explicó que el ayuntamiento tenía unos planos de nuevas construcciones y que estaba previsto construir encima de su alquería. María dijo la famosa frase que se repite en Benimaclet: “De eso nada, de aquí a mi me sacarán con los pies por delante”. Pero desgraciadamente, nada pudo hacer para salvar su preciada alquería del salvaje desarrollismo urbanístico que estaba viviendo Valencia. El marido de María, había fallecido el 16 de julio de 1980 por lo que no llegó a enterarse de nada. No se trató de una expropiación explícitamente pero se vieron obligados a vender, puesto que si no lo hubieran hecho desde un principio, parece ser que les hubieran expropiado, recibiendo una compensación económica mucho menor. El 14 de Julio de 1993, tuvieron que hacer la mudanza. Así, la alquería con su extensión de huerta, se convirtió en unos pisos en una alta finca que construyeron junto a la alquería. Unos días más tarde, derruyeron la Alquería del Saco. Hoy en día, María puede ver desde su balcón, siempre sintiendo impotencia, la actual explanada inerte perteneciente al ayuntamiento donde antes se situaba su alquería, llena de vida. Todavía quedan algunos árboles que en su día plantó su marido, hoy rodeados de coches.