Barrio Mascarell

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El llamado barrio Mascarell era una calle con dos hileras de unas veinte casas en cada parte, situado en el cuadrado conformado por las calles Emilio Baró, Albocácer, Dolores Marqués y Doctor Vicente Zaragozá, pero se situaba de forma diagonal por lo que no corresponde con la estructura actual de las calles.

Ahora, en pleno siglo XXI, nos resulta curioso saber que durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera (1923-1939) se construyeron en España el mayor número de casas baratas de la historia, con gran diferencia respecto al periodo anterior y al republicano. En este entorno situado al norte de las vías del “trenet” (Ver Luchas del Trenet), se edificaron en la década de 1920 dos importantes grupos de estas viviendas, promovidos uno por la Cooperativa de empleados de la Compañía de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia (CTFV) y otro por la Cooperativa “La Prosperidad”. Del primero quedan todavía algunas de las 32 finalmente ejecutadas, diseñadas en 1927 y 1928 por el arquitecto Mariano Peset Aleixandre para el entorno de la Estación; mientras que del segundo no permanece rastro alguno. Este último grupo, conocido popularmente como “Barrio Mascarell”, se construyó en 1925 entre las vías del “trenet” y el Camino nuevo de Alboraya en un solar propiedad de los condes de Trénor, también marqueses de Mascarell de San Juan. A pesar de estar muy cerca de Benimaclet, no se percibía como un barrio integrado en el mismo y los vecinos lo recuerdan en origen como un barrio de trabajadores de la red ferroviaria.

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Su autor (probablemente el arquitecto Ángel Romaní Verdeguer pues también proyectó casas baratas en estos años para la cooperativa “La Prosperidad” en Godella) diseñó 15 de estas casas en hilera y a cada lado de una calle central llena de moreras, rotulada desde su origen como calle del marqués de Mascarell. Los vecinos las recuerdan como “unas casitas pequeñitas, con balconcitos y pintadas de cal”. Casas a dos manos de una sola planta, con un pequeño patio o huerto y cubiertas a dos aguas, paralelas a la fachada principal. Eran casas compactas de dos crujías, con el comedor siempre en la central y conectando directamente con el patio trasero, con la cocina y con un pequeño aseo adosado a la fachada posterior. Fueron construidas mediante préstamos concedidos por la Caja de Previsión Social del Reino de Valencia que se debían amortizar a los 30 años. Sus elementales fachadas, basadas en la simple repetición de tres huecos (puerta de acceso y dos ventanas), ocultaban unos interiores muy correctamente ejecutados con materiales y mobiliario modernos (pavimentos hidráulicos, puertas con vidrieras, mesas y sillas inspiradas en las “thonet” de la época, lámparas, rejerías y cenefas decoradas con motivos modernistas y decò,…).

El “progreso” fue asediando paulatinamente al grupo y sus habitantes se vieron obligados a trasladarse a otros lugares del barrio o de la ciudad. Las casas, ya vacías, fueron siendo ocupadas y maltratadas.

Es por ello que dependiendo de la época que recuerdan, algunos dicen que era peligroso pasar por ahí y otros, sin embargo, lo recuerdan como un lugar donde acudían cuando eran niños, donde subían a los árboles y jugaban a pillar.

Cuando todas las casas quedaron deshabitadas (a mediados de la década de los ochenta del siglo pasado), algunas de ellas fueron ocupadas por varias familias que degradaron la zona acumulando suciedad, trapicheo de drogas, etc. En una redada efectuada por la Policía Nacional encontraron en las casas diversos materiales robados.

Entre los años 80 y los 90, se fueron construyendo los edificios actuales, por lo que las casitas del barrio Mascarell fueron desapareciendo progresivamente, hasta que cuando se abrió el paso de la vía de la calle Dolores Marqués desapareció todo el barrio por completo.