En la calle Barón de San Petrillo, número 52, vivía doña Carmen con su hermana. En la parte de abajo tenía su domicilio y en la parte de arriba, desde principios de 1900, daba clases, en un aula grande, a las niñas entre cero y catorce años del barrio. Las clases eran por la mañana y por la tarde y, algunos vecinos, recuerdan que al mediodía también ofrecía repaso a niños. Se trataba de una escuela privada, lo que era normal en aquella época, en la que se pagaba 10 pesetas al mes, según recuerdan las antiguas alumnas.

Disponía de pupitres para las alumnas, en los que estudiaban y cantaban. En primera fila, en los primeros cinco pupitres, se sentaban las niñas más estudiosas, como forma de premio. Al lado habían banquitos para los más pequeños. También tenían una pizarra grande y un mapa. Para estudiar utilizaban la “enciclopedia” y la hermana de Carmen, Doña Teresa, les daba clases de coser y bordar. Cuando hacía frío, se calentaban con una “conca”, un brasero de la época.

Doña Carmen Crespo, es recordada como una mujer con mucha paciencia, que nunca se casó. Por sus clases pasaron un gran número de niñas del barrio. La escuela se cerró cuando falleció Doña Carmen, en 1960.